Según el Dr. John Demartini, desde un punto de vista científico, enamorarse es una reacción química en el cerebro en el que participan dos importantes hormonas: la dopamina y la oxitocina. Esta reacción genera una sensación de atracción y así, cuando ambas hormonas se incrementan en nuestro flujo sanguíneo, percibimos algo parecido al amor. De hecho, si inyectáramos a alguien estas hormonas, comenzaría a sentir amor por prácticamente cualquier cosa que le rodeara. Es como una poción mágica.
Desde la mayoría de los puntos de vista, emocional, relacional, intuitivo, espiritual, el amor es el máximo potenciador y generador de energía. Cuando nos sentimos en ese estado, nuestras células se retroalimentan, de manera que podemos resistir más horas activos incluso sin apenas percibir alimentos, incluso realizar proezas tanto físicas como mentales.
Cuando uno reclama amor es porque no le llega del otro. Que, en sí, significa que te estás alejando de ti, que te cuesta amarte.
El tiempo no está dentro del concepto amor, está más allá de las palabras. Cuando has de preguntar ¿aún me quieres? Es porque algo va mal.
El amor aparece y desaparece al instante.
Te dejo un e-book, por gratitud de una página amiga. Espero que te ayude a aprender a quererte más, creando un puente en la reacción de querer a todo y a todos. Tomarte la vida con más generosidad y sencillez, sin atropellos ni dificultades: natural.
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