Milton Erickson explica que un día llegó a su casa un caballo perdido. El animal no llevaba ninguna marca que lo identificase pero, de todas formas, Erickson decidió devolvérselo a su amo.
Para hacerlo, lo montó y lo condujo hasta el camino que pasaba cerca de su casa. Allí, dejó que el propio caballo decidiera hacia dónde quería ir. Él sólo intervenía si el caballo se desviaba del camino para comer o para pasear al azar entre los prados que rodeaban el camino. Finalmente, llegaron a una granja situada a unos cuantos kilómetros de la suya y allí el caballo se detuvo. Al ver su caballo, el amo de la casa preguntó:"¿Cómo has sabido que este caballo era nuestro?" y Erickson respondió: "Yo no lo sabía… el caballo sí. Yo sólo he tenido que mantenerlo en el camino."
Milton Erickson
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