Los Tóxicos de la Inteligencia Emocional

 

Los tóxicos de la inteligencia emocional son la culpa y la crítica. Nos hacemos adictos a los tóxicos por razones diversas. Parece que, socialmente, estén entre las herramientas de comunicación que se nos muestra desde pequeños. Sin embargo éstos hábitos nos impiden que seamos inteligentes emocionalmente.

Por su parte, tanto la culpa como la crítica impiden el bienestar, ambas se oponen a la conciencia emocional.

Sanando los virus que nos provocan estos tóxicos nuestras emociones (alegría, miedo, rabia, tristeza) podrán positivizarse y las podremos utilizar para aumentar y anclarnos en un bienestar sostenible.

Ejemplo de beneficio en un deportista, quien ha de estar muy relajado mentalmente. Si le pitamos, molestamos, le llenamos de rabia,... se desconcentra y no puede ganar, se gana con bienestar. Puedes aplicar el ejemplo a cualquier propósito u objetivo que tengas.

  

El cambio no ocurre en el tiempo, ocurre en la conciencia.

  

Para ser dueño de tu vida has de ser dueño de tus pensamientos.


La culpa

El virus Culpa es un sentimiento de que se ha hecho algo mal. Busca razones, culpables. Nos posiciona o disposiciona, en dependencia de quién es el emisor o el receptor. Es castrador, no conduce a la responsabilidad, sino a la dependencia de las opiniones de otros o bien a una agresividad sostenida como dispositivo de defensa. Porque, en realidad, la culpa disminuye nuestra conexión con nuestro verdadero ser, nuestra esencia, manipula la versión sobre nosotros mismos creando un bucle de retroalimentación de desmerecimiento. Flaco favor.

Es un formato mental muy ineficaz. La condena puede ir dirigida hacia uno mismo o hacia los demás, lo que divide la culpa en 2 formatos reactivos:

Víctimas

Sienten el peso de la justicia sobre ellos. Consideran que es "su culpa" las situaciones propias y ajenas a su persona, las que penden de sus acciones u omisiones.

En su lenguaje habitual suelen utilizar "por mi culpa..." ¿por qué me ha sucedido esto a mí...?". Sus relaciones rozan más la dependencia emocional, esperan la aprobación, sienten que, a causa de sus decisiones, puedan dañar o errar el propósito, por lo que actúan más en silencio, menos visiblemente.

La víctima atrae al verdugo. Es un castigo interno que sucede inconscientemente, por lo que se atrae a personas maltratadoras o abusivas.

Es importante, para prevenir el mooving, ocultar lo que te afecta (no facilitar ser presa) y no ser tan rígido, ser eficaz. 

Mártires

Creen que el mundo tiene la culpa de sus problemas. Que la vida es lucha y que no se pueden relajar, siempre han de estar de cabecillas o iniciando guerrillas en contra de lo que sea. Falta la visión conjunta. Les cuesta responsabilizarse de su parte, incluso delegar, todo lo llevan a mucha rabia.

Su lenguaje gira más en torno a "¿Por qué no me dejan?", trasladan sus "males" a la responsabilidad de otros. Se puede localizar también en su vocabulario: "por culpa de mi padre, del vecino, del gobierno, de aquél maestro,.." 

Su figura sería como la de El Cid campeador, con su lanza siempre preparada y ocuparse, con agresividad, de lo exterior.

Los camicaces son también un ejemplo, creen que son buenos, que hacen puntos para ir al cielo. Pero en realidad son responsables de sus acciones violentas, destruyendo y destruyéndose.

¿Qué puedo hacer?

En primer lugar, puedes identificar, mediante la observación del lenguaje: ¿he dicho culpa? Esa actitud es condenatoria, lleva a castigo, no a solucionar. Plantéate ¿qué es lo que te sienta bien y lo que te sienta mal?

 

En segundo lugar cómo cambiarlo. Dejo de buscar tener razón, pues hace de Juez el que tiene la razón, es muy útil plantearte ¿y si me falta información? Cuestión satisfactoria para ampliar nuestro campo y crecer.


El mejor antídoto de la culpa

Es muy sencillo, se trata de la responsabilidad. Hacernos responsables de nosotros y de nuestras acciones evita muchos malestares y alivia a nuestro juez interno. Nos lleva a liberarnos y "dejarnos en paz".


La crítica

Criticar es ocupar tu tiempo en la vida de otros. A veces parece más atractivo pensar la vida ajena, como más sencillo de solucionar la propia.

Toda crítica que te ha herido, comenzó en ti, es decir, si tú no pensases eso de ti mismo, no te podría herir. Si alguien dice algo de ti que te molesta y te defiendes, es que tú tienes esa carencia y tienes que trabajar ese aspecto.

No hables mal de ti, si lo haces, das permiso a otros para hacerlo. Es como si entras en un bar donde hay papeles en el suelo, entonces te cuesta menos tirar un papel.

Ejercemos la crítica cuando juzgamos.

¿Cómo la notamos?

Nos molesta, la voz se baja, hay intención que crea un efecto destructivo. Tenemos nuestra autoestima por los suelos, pues nos estamos, a su vez, criticando.

La crítica no orienta hacia la solución, no es una verdad, no tiene argumentos de base, es un reflejo instintivo de quien no tiene poder, como una válvula de escape.

Somos críticos, muchas veces ni nos damos cuenta. Solemos estar cargados de razón "...es que es así…". Podemos detectarla cuando vemos que a la persona a la que estamos hablando se siente mal, entonces se ha sentido criticado. 

La crítica es una intención: “quiero que te enteres…" No hace falta que sea verbal, una ausencia (no asistir a una boda) también puede serlo.

Cuando uno percibe una crítica, aunque sea sin palabras (mirada, ausencia, etc.) su cuerpo se hecha hacia atrás, se cruza de brazos, se cierra verbalmente, se protege.

Es una actitud cobarde, siempre viene de alguien que no vive su propia vida, no la hace una persona que esté feliz. Quien critica por deporte es que está poco saludable. Cuando criticamos lo hacemos hacia una persona y ésta se va a defender.


Opinión en contra

El vivir libres de críticas y el boomerang que ello provoca no interfiere en que opinemos distinto a los otros, podemos tener una opinión propia y proponerla, darla a conocer, no imponerla.

La forma más adecuada de ese diálogo no coincidente es hablar de cosas o sucesos o situaciones, no de personas. No personalizar en nuestro mensaje, por ejemplo: "esta situación no me gusta", "esto que haces no me gusta…". Por lo tanto, el truco que podemos adoptar, es aprender a hablar de situaciones, no de personas y así evitaremos la crítica. “Esto no está funcionando..."

El plantear un debate, crear un diálogo, no cierra puertas como la crítica ni se agrede, se comparte. Nos podemos ir quejando todo el día sobre cosas, no sobre personas.

Cuando llevemos la crítica a la situación, quizás veamos la solución. Si criticamos, seremos criticados. Como la crítica es una intención, no será tal si no nos enteramos, porque ese es el fin de quien critica. Aunque la crítica sea a nuestras espaldas, nos llegará por un tercero.

El efecto destructivo de la crítica desaparece en esas épocas en las que no somos criticados ni criticamos, por lo que nos sentimos bien.

Sacar partido de la crítica, darle la vuelta

Podemos aprovechar una crítica preguntándole a quien la emite por el tema del que nos está hablando: “no entiendo a qué te refieres...”, con lo que provocamos un diálogo, libres de irascibilidad, por supuesto, de manera que abrimos un nuevo trayecto y oportunidad a una comunicación libre de críticas.

Aunque el emisor de la crítica no suela decir algo bueno sobre nosotros, el receptor tiene la potestad de convertirlo en positivo y aprovechar, así no tendrá que devolver la crítica, pues no existirá. No ofende quien quiere, sino quien puede.

 

Sólo nos pueden ofender las críticas que encajan con nuestro sistema mental, algo que el receptor piensa de sí mismo y se lo dice el emisor (pronuncia en voz alta eso que nosotros mismos no aceptamos o no nos gusta de nosotros). Sin embargo, si vemos que no va con nosotros, no nos podrá afectar. Por ejemplo, imagina que piensas de ti mismo que eres una persona muy esbelta y proporcionada físicamente y alguien pronuncia en voz alta "pero qué gordo o gorda estás" en este caso ni te inmutarás, mirarás, tal vez, a ver a quién se dirige esa sentencia, pero no sospecharás de ti. En cambio, si piensas que no estás "en forma, o cualquier contrariedad de tu silueta", te sentirás ofendid@.

Entonces, el mensaje de la crítica, cuando nos hiere, es una valiosa fuente de información para nosotros mismos poder examinarnos y contrastar el porqué nos ha ofendido. Qué parte del mensaje nos vulnerabliliza o qué no aceptamos de nosotros mismos, es decir, que también nos criticamos. Con lo que ponermos "manos a la obra" y liberar eso en nosotros: cambiarlo o mirarlo con otros ojos más permisivos. Tolerancia. También nos da información de las limitaciones mentales de la persona que lo ha pronunciado. 

Normalmente cuando criticamos a alguien buscamos el equilibrio, ver que son tan imperfectos como nosotros.