Insomnio, jaquecas, aumento de peso, indigestión. Es muy probable que hayas experimentado al menos uno de los síntomas mencionados.
En un principio pude que no le des importancia, dado que ya estás bastante agobiada o agobiado, que te presentes en la farmacia o incluso en la herboristería y trates aisladamente cada uno de los síntomas que puedas padecer. Puede que incluso hayas llegado a visitar a tu médico.
Pero, recuerda que lo que estarás observando y tratando será un síntoma, no la causa que lo provoca.
Desde la vertiente de la metafísica, cada enfermedad o dolencia viene causado por algún aspecto a corregir en tu actitud y nivel de creencias. Es decir, tratando el síntoma estás posponiendo la
causa, pero si no escuchas lo que el cuerpo te dice, entonces gritará más alto.
El estrés se ha convertido en una dolencia tan común en la sociedad en la que vivimos que hemos llegado casi a obviarla. Innumerables estudios científicos han mostrado en repetidas ocasiones que el estrés tiene un serio efecto en nuestra salud y nuestro bienestar.
El estrés llega a producir desórdenes del sistema autoinmune. Imagina estar todo el día aumentando tus niveles de cortisol para poder sobrellevar un acontecimiento, tu trabajo, la incertidumbre, una decepción, tus relaciones. El cuerpo te está ayudando a estar muy alerta y se pone en funcionamiento acelerado. Esto está tolerable en tu salud, pero cuando ocurre cada día y dura semanas incluso más de 3 meses, saltan todas las alarmas y tu cuerpo está agotado, de manera que su funcionamiento no es óptimo. Tal vez sea más sencillo de entender cuando llevas ese tiempo sin apagar o reiniciar el ordenador. Al final o le haces caso o no funciona!
Como el conocimiento es poder, te comento algunas dolencias que pueden estar relacionadas con el estrés, afectando a tu salud y bienestar.
Presión arterial: El estrés puede hacer que te suba la tensión al presionar temporalmente tus vasos sanguíneos y acelerando tu ritmo cardíaco. Evidentemente, esto es perjudicial para la salud si se mantiene durante un periodo de tiempo.
Antojos repentinos: Cuando te encuentras estresado o estresada, puede que te cueste controlar los impulsos o antojos de azúcar o de comidas grasas. Asimismo, puede que te encuentres comiendo intentando satisfacer necesidades emocionales a veces llamada alimentación por estrés o alimentación emocional.
Aumento de peso: Varios estudios han mostrado que cuando tus niveles de estrés y cortisol son altos, tu cuerpo estimula el almacenaje de grasa, particularmente en la parte baja del abdomen. Esta grasa en la barriga, también conocida como grasa visceral, aumenta a su vez la inflamación y la resistencia a la insulina en tu cuerpo.
Cardiopatías: Las enfermedades coronarias son mucho más comunes entre las personas que sufren de estrés crónico. El porcentaje de ataques al corazón también aumenta dramáticamente a causa del estrés.
Insomnio: El estrés causa insomnio haciendo que nos cueste dormirnos o dormir toda la noche de una vez. El estrés también causa hiperirritabilidad, lo que puede afectar al equilibrio entre el sueño y el insomnio.
Jaquecas causadas por la tensión: El estrés hace que tu cuerpo segregue sustancias químicas como la adrenalina o el cortisol. Estas sustancias pueden causar cambios vasculares que te provocan una jaqueca por tensión o migraña. Los investigadores también descubrieron que las fluctuaciones en neurotransmisores creadas por el estrés, como la serotonina o las endorfinas, también activan vías para el dolor en el cerebro, causando así dolores de cabeza.
Memoria: Ha sido demostrado que el estrés crónico reduce la memoria espacial: la memoria que te ayuda a recordar espacios y relacionar objetos. Los investigadores también han encontrado una conexión entre el aumento de cortisol y la dificultad para crear nuevos recuerdos.
Pérdida de pelo: Está demostrado que el estrés agudo puede desencadenar tres tipos de pérdida de pelo conocidos como telogen effluvium, trichotillomania y la alopecia aretata.
Embarazo: El estrés grave puede aumentar las posibilidades de un parto prematuro. Incluso hay algunos estudios que muestran que altos niveles de estrés pueden afectar al desarrollo del cerebro del feto.
Digestión: El estrés puede causar o empeorar ardores de estómago, calambres estomacales o diarrea. Se cree que un problema digestivo bastante común llamado síndrome del colon irritable es también causado por el estrés.
Función cerebral: Estudios por imágenes del cerebro han mostrado que el estrés crónico puede reducir la cantidad de tejido en regiones del cerebro que regulan las emociones y el auto-control.
Envejecimiento prematuro: El estrés crónico puede acortar los telómeros, las cubiertas protectoras al final de los cromosomas de las células. Al acortarse los telómeros, sus células envejecen más rápido y mueren más jóvenes, contribuyendo al envejecimiento prematuro y a una esperanza de vida más corta.
Resfriados: El estrés debilita el sistema inmunológico, haciendo que sea más difícil repeler a los gérmenes de la gripe común en personas que padezcan de estrés y sean expuestas.
Deseo sexual: Varios estudios sugieren que las personas que se encuentran sometidas a niveles altos de estrés tienen un deseo sexual menor y disfrutan menos durante el coito.
Ahora que ves en cuánto como infiere este enemigo público. Tal vez optes por tomarte un tiempo para ti, meditar, dibujar, bailar, disfrutar de una manera sana, sin inhibidores, o te tomes vacaciones de tus problemas y los quieras convertir en retos.
¿Te sientes abrumado o abrumada por tal responsabilidad?
Ocúpate, no te preocupes, así ya te das el permiso a un bienestar auténtico, sin perezas por los excelentes resultados que obtienes.
Tal vez lo veas complicado por la serie de hábitos a los que te has acostumbrado, recuerda que siempre estás a tiempo de acelerar el proceso con un profesional experto en cambios, un entrenador
que te acompaña en tu proceso de coaching.
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