Ante la pérdida de un familiar, físicamente invade un dolor en el pecho, es la forma externa de esa pérdida que sentimos más allá de lo que nuestra mente pueda expresar como un proceso natural que sucede tras una vida digna y perteneciente a quien la procesa, no a los otros. Asistimos a un proceso de duelo, necesario para nuestro proceso de aprendizaje.
Estamos entrenados a funcionar con la mente, por lo que nuestro apego y dolor fluctúan en unas y otras pérdidas.
Para agarrarnos a la vida, para sentir y sentirnos, tendemos a abrazarnos, para poder recogernos en ese confort que tanto bien nos hace. Ese contacto reservado a dar y recibir tan humano y reconfortante.
Los dolores en el pecho, la parte del cuerpo que abarca desde los hombros hasta el abdomen, y contiene el corazón y los pulmones, tiene una clara información desde la metafísica, el pecho representa la familia. Un dolor aquí ubicado puede denotar un dolor sentido después del deseo insatisfecho de acurrucarse en el pecho de uno de los padres.
Los padres representan nuestro techo, ese sostén desde el que nos reflejamos y, o bien imitamos, o vamos en contra (si no hemos aceptado su actitud frente a nosotros o la vida), o tal vez hayamos conseguido nuestra propia individualidad y responsabilidad y hayamos creado nuestro propio andar, libre de condicionamientos. En cualquier caso, la fuerza de los padres nos ha aportado y, como he expresado, constituye un techo emocional.**
Si tu dolor se centra en los pulmones, desde el plano emocional, éstos tienen una relación directa con la vida, con el deseo de vivir y con la capacidad de vivir bien, ya que aportan oxígeno a las células, y, por lo tanto, vida al cuerpo humano. Todo problema en los pulmones indica, desde la metafísica, que a la persona que lo sufre le duele vivir en ese momento. Se siente triste; ya sea que sienta desesperación o desánimo y no desee vivir, o que sienta que la asfixia una situación o una persona, lo cual le impide aspirar la vida a su gusto. Puede sentir que no tiene el espacio necesario para moverse y librarse de una situación determinada. El miedo a morir o a ver morir a otra persona, a sufrir o ver sufrir a alguien, también afecta a los pulmones.
Una persona que empieza a pensar que estaría mejor muerta que viva pierde sus deseos, que son el carburante esencial del cuerpo emocional. La persona que tiene miedo a morir también tiene miedo a morir en algo y se impide pasar a lo nuevo. Cualquier cambio radical puede ahogarla e impedirle el entusiasmo necesario para pasar a otra cosa.**
En el plano mental, como los pulmones están entre los órganos vitales más importantes del organismo, el problema que vives es un mensaje importante. Cuanto más grave sea el problema en el plano físico, más urgente es el mensaje para ti. Tu cuerpo te dice que aspires la vida a pleno pulmón, que vuelvas a sentir deseos y aprecies más la vida. Debes darte cuenta de que únicamente tú posees el poder de enfermarte, de ahogarte o de dejar que te ahogue lo que te rodea. En lugar de dramatizar una situación, dedica un momento a ver el lado bueno de tu vida y todas las posibilidades de felicidad que pueden surgir de ella. Sólo tú puedes crear esa felicidad y esa alegría de vivir, cambiando tu actitud ante la vida. Restablece el contacto con una vida social más activa. Dedica tiempo a practicar muchas respiraciones profundas todos los días, preferentemente al aire libre; ello te ayudará a aspirar mejor la vida en los planos emocional y mental.**
Cuando el cuerpo nos habla en un mensaje de dolencia y/o de enfermedad, nos lleva a un mensaje: replantearnos alguna/s creencia/s que ya no nos son útiles y van en contra de nuestro bienestar.
Hay un interesante artículo de Angels Mestre, quien superó por sí misma una avanzada fibromialgia, muy en línea con la tarea del coaching: llevarte a la responsabilidad, dejar de ser paciente y ser activo en tu salud. Y cita “para que el enfermo deje de ser paciente y se convierta en el responsable activo de su salud. Desde una perspectiva global, integrando todo los aspectos del ser humano y su relación con el entorno".
De ahí que quienes apuestan por una mejor calidad de vida se dirigen a un proceso de coaching, donde eres cliente y no paciente, no es necesario esperar a estar en un bajo momento, sino que deseas vivir en alto rendimiento.
El coaching te aporta unas herramientas para ser tu propio sastre, no esperes vivir en dependencia, apuesta por conciencia.
**Datos desde el libro "Obedece a tu cuerpo, ámate" de Lisa Bourbeau.
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Nati Navarro (lunes, 02 marzo 2015 06:36)
A ponerse las pilas. . . ya!
Jose Luis (lunes, 02 marzo 2015 10:21)
Pero unas pilas de larga duración .... Yá
tuacierto (lunes, 02 marzo 2015 17:12)
Jajaja, del todo de acuerdo!!!
Gracias, Nati y Jose Luis. Ir por ir no se va!!!
Un fuerte abrazo! :)
Gloria (martes, 07 julio 2015 12:54)
Me ha gustado la frase "ser activo en tu salud", sobre todo en la ayuda para el coaching :)
Mari Carmen (jueves, 09 julio 2015 03:18)
Muchas gracias, Gloria.