El cambio es inherente al ser humano. Resistirse nos trae flaco favor. Cuando somos pequeños, el cambio es agradecido y bienvenido, se traduce en crecer, experimentar y aprender. Lo vemos natural, igual que sonreír, disfrutar y pasárnoslo bien, ser felices. Parece que sea, en esos inicios de nuestra vida, nuestra prioridad. Sin embargo, a medida que acumulamos años biológicos, a veces, nos dejamos llevar por una negatividad hacia esos cambios. El protagonista y responsable de ello suele ser el miedo. Éste se apodera de nosotros y toma las riendas de nuestra vida, nos paraliza. Otras veces nos vuelve agresivos y otras huimos.
Desde la metafísica (más allá del cuerpo físico, es decir, cuando el cuerpo nos habla porque no nos escuchamos) entendemos que toda emoción negativa (miedo, rabia, tristeza) nos trae pésimas consecuencias.
El coaching nos enseña que, si las sostenemos por más tiempo del necesario para recoger la información que toda emoción ofrece, deja de ser un aliado y se convierte en un adversario. Sea en forma de estrés, de un dolor de cabeza o de una falta de ilusión.
Abajo, puedes descargarte un pequeño trozo de película con un intenso mensaje al respecto. Una comunicación envolvente. En la escena existe el miedo, se ve la precaución en los actos (el lado amable del miedo), sin embargo, el actor toma coraje y continúa, sigue a pesar de lo duro de la situación. Ha tomado una decisión y, se toma su tiempo, respira y culmina. Es una escena fabulosa, muy potente para provocar en ti esa conexión contigo mismo cuando te encuentres en una situación adversa.
Seguro que has vivido alguna situación en las que hubieras dado marcha atrás, pero has decidido avanzar.
Estás invitad@ a compartir tu experiencia dejando un comentario. Tu aportación animará a otros a recordar, desde sus propios sucesos, que todos somos resilientes (capacidad de crecer en las adversidades).
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